Cuando un gitano fallece se le vela en una carpa 3 días. Bajo el ataúd se colocan aquellas cosas que más le gustaban (café, cigarrillos, vino, frutas, etc.). Sus familiares deben cumplir con un duelo que consiste en no usar jabón, no afeitarse, no usar ropa nueva, no escuchar música, no asistir a las fiestas de la comunidad (no bailar ni cantar), no pintar, etc. Los gitanos hombres deben usar una pequeña cinta de color negro en la camisa como señal externa del luto (esta debe quemarse una vez terminado el luto). La duración de estas restricciones dependen del parentesco (desde una semana a un año). Una tradición mantenida hasta el día de hoy es el banquete fúnebre que se realiza en memoria del gitano fallecido: se celebra a los 7 días, a los 6 meses y al año después de la muerte. Se comen las comidas que especialmente le gustaban al difunto y se deja un espacio en la mesa reservado para él. Los alimentos que sobran deberán botarse. En la visita al cementerio (limoria) se llevan frutas, flores, velas y se encienden cigarrillos. Pueden realizarse promesas a cumplir una vez el fallecimiento (por ejemplo, no beber licor durante un tiempo determinado), promesas que son de carácter sagrado; en caso de no cumplirlas, quedará prókleto (maldito) y será marginado y despreciado por la comunidad. Por otra parte, no se permiten las autopsias. Los gitanos deben enterrarse tal y como fallecieron, con todas sus pertenencias, si tenían joyas, se les entierra con sus joyas, a menos que él en vida haya dicho otra cosa.
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